Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2011

Ciudad

Me esperabas somnolienta, entre el cielo nublado y el sol del atardecer que las pintaba de naranja y rojo. Se iluminaba tu pálido rostro bajo esta luz mágica pero no te podías dar cuenta. Dormías y de vez en cuando me hablabas como para hacerme saber que me dabas la bienvenida. Tu respiración suave y discontinua revelaba tu inquietud. Temías quedarte sola, y ahora que volvíamos a ti temblabas de angustia y es que tu mal ya no es algo que puedas ocultar. Tus heridas están expuestas, de nada sirve que te llenes de joyas, ni que lleves puesto el más bello de tus vestidos. Cada uno de tus pasos es incierto, te meces suavemente según la dirección del viento, quieres mantenerte de pie y hacernos creer que este es un mal pasajero, pero no nos engañas más. Te conocí cuando aún se podía caminar a media noche por tus calles, cuando el tránsito nunca pasaba de la media hora, cuando la basura no invadía toda una cuadra, incluso antes de que los condominios terminaran con las casas grandes y viejas

Bedtime story

¿Quién eres? me dejaste aquí bien sola, la música suena pero mis pies no se mueven. Te siento bailar en mi mente, pero fuera de mí no pasa nada. ¿Me quieres? ¿volverás? dime que no me dejaste aquí para siempre, dime que no tengo que abrir la puerta yo sola y salir al pasillo así  sin más, solita. Ya sabes que me pondré muy triste cuando se termine el disco, sabes que no aguanto el silencio, sabes muchas cosas, pero eres incapaz de darme tu nombre. Fuera hay toda clase de ruidos, fuera están todos, no me esperan a mí, yo siempre estoy a un lado, así como ahora estoy en este cuarto.  No puedo reprocharte el que no vuelvas, no puedo, yo te dejé parado bailando como un bobo. Sí me estaba burlando de ti, lo siento, pero realmente no sabes moverte. Aún así te pido que no seas malo conmigo, llevame donde sea que estés, soy pequeña, siempre puedo acomodarme en cualquier lugar, pasaré desapercibida, seré silenciosa, no seré nada, pero no me dejes aquí.

Cotidiano

- A veces me siento tonta por sorprenderme por cosas tan normales. Velos subir y bajar de sus coches, velos cruzar la calle en grupo, velos platicar y reír, velos ahí parados en la acera esperando su lugar en el restaurante. - Ven, no eres ninguna tonta, deja de regañarte y ven conmigo. -Claro, lo dices como si fuera algo sencillo, pero aquí la tonta soy yo, ¿te has puesto a pensar en lo extraños que somos a ellos? - Sí, nosotros no tenemos para el coche ni para el restaurante, eso basta para diferenciarnos. - No, sabes que no hablo de eso, incluso si comiéramos en el mismo lugar que ellos y tuvieramos coche, nuestra mera presencia abriría un nuevo espacio invisible para ellos. - ¿Espacios? no, no abrimos espacios, construimos mundos, espacio y tiempo, no quieras dejar uno fuera del otro. - Está bien, a eso iba, ya me cachaste, construimos nuestro espacio-tiempo al margen de su existencia ¿también lo ves? - No lo veo, lo percibo. Pero de nada sirve percibirlo, al final estamos todos so

1

"La Maga no sabía que mis besos eran como ojos que empezaban a abrirse más allá de ella, y que yo andaba como salido, volcado en otra figura del mundo, piloto vertiginoso en una proa negra que cortaba el agua del tiempo y la negaba." J.Cortázar, Rayuela Llovía o tal vez no, es difícil recordarlo. Mi sangre era vino y mis ideas flotaban junto con mi razón. Recuerdo que me movía de conversación en conversación sin encontrar nada interesante y que el vino jugaba con mi libido y que yo estaba buscando y que todo me parecía una nube. Y sé que los sentía a todos como extraños y que esperaba el momento ideal para salir corriendo de tanto mundo desconocido, y salir de mí y huir de esto y del vino. Hubiera querido encontrarte en ese entonces, que me tomaras de la mano, que me llevaras con un paso decidido donde quisieras, un lugar que fuera tuyo, para que pudiera luego volver a mi misma y verte de nuevo. Fuga, siempre la misma historia, la misma angustia que se repite día tras día,

Tue temps

De vez en cuando, me veo obligada a matar el tiempo. Cada que lo intento reflexiono sobre mi misma en ese preciso y eterno instante. Matar el tiempo es un intento por olvidar la presencia, pero les recuerdo que no es algo que se busque, sino que simplemente llega. Siento que soy espectadora de una pieza teatral sin sentido. Hay algo que aún no entiendo en la mecánica de este mundo y no me deja adentrarme. Creo conocer la historia, pero no distingo las escenas ni su conexión. No sería digno de mí ponerme a llorar o dejar el auditorio, ya sea por respeto a los actores o por dejar pasar el momento que tanto he esperado: el momento en el que me dan una invitación. Así que tomo el mejor asiento y dejo los minutos pasar, se extienden me agobian. Cada vez entiendo menos, se mueven y hablan, para mí no significa nada, estoy fuera de todo, soy lo diametralmente opuesto y extrínseco a ese pequeño mundo con sus actores. Ya olvidé cuando llegué y no sé si algún día me iré, ellos han estado siempre

Noches de fiesta

Vas al encuentro de una copa de vino, de un whisky en las rocas, de un tequila barato o de un ron cualquiera. Te inventas gustos refinados para disfrazar tu falta de categoría, los zapatos que no combinan con la camisa, el pantalón a rayas, el saco a cuadros. Untas el foie gras como se unta la mantequilla, de tres tenedores usas siempre el mismo, tu lugar siempre termina rodeado de migajas de pan. Caminas con el brazo medio levantado, la muñeca ligeramente doblada, como si quisieras mostrarle a todos que acabas de hacerte un manicure. Te rodeas de gustos y placeres exóticos para disfrazar el vacío que ves en ti. Bebes una copa, dos, la botella, has olvidado que te encuentras en un bar lleno de todo o que odias. Mujeres en mini falda que se entregan con soltura a las manos de un señor de jeans y botas de cuero, música electrónica que no sabes bailar, mujeres que te ven desinteresadas, hombres que se rodean de hombres con dinero. Los odias a todos porque tú no sabes cómo estar ahí donde

La mujer en Émile Zola

Me gusta la fuerza con la que están impregnadas las novelas de Zola, la agudeza de sus descripciones y su habilidad para describir el mundo. Llama nuestra atención hacia los detalles más pequeños, que constituyen el escenario en el que sucederán todas las cosas. La narración es fluida, los sucesos se siguen de manera natural, a tal grado que difícilmente se podría pensar que la historia pudiera tomar otro camino. No sólo dibuja los eventos, narra una historia que puede competir con el trabajo de periodistas y sociólogos. Zola no se aventura a sacar conclusiones de ningún tipo, simplemente muestra al lector lo que tiene frente a él, el lado primitivo del hombre junto con su presupuesta civilización y progreso. Las novelas están impregnadas de trazos oscuros, no por su falta de claridad o de datos, sino por una suerte de pesimismo. No pretendo abarcar su obra en este artículo, lo cual sería ingenuo y absolutamente imposible. En cambio, ofrezco una reflexión sobre el papel de las mujeres

Libélula

Mi nombre es libélula cuando sale de tus labios, soy libélula cuando tus manos recorren mi cuerpo, siento libélulas cuando dices que me amas. Jugamos a encontrarnos. Entre vuelos y risas se encuentran los ojos, ojos verdes, ojos cafés, no se sabe. Vuelo sobre tu cuerpo que es aire. Y te escucho nombrarme con tus ojos cambiantes. Y vuelvo a tus labios para convertirme en tu aliento.

Libro

Terminó su café y cerró el libro, pensó dejarlo sobre la mesa, pero alguien pensaría que lo había olvidado y se lo devolvería. No era un mal libro, de hecho era una valiosa traducción del árabe de poemas anónimos, simplemente había llegado el momento de dejarlo atrás. Muchos de esos poemas habían quedado grabados en su mente y no necesitaba más. Quería dejarlo en un lugar especial, donde alguna persona interesante e interesada supiera encontrar en él la magia de la buena poesía. Pasó a un lado de la fuente, de los jardines de flores, de los bancos invadidos por vagabundos o parejas domingueras. Entró al kiosko de la plazuela y nada le parecía. Finalmente tomó las calles empedradas que rodeaban el Zócalo, se asomó en las capillas impregnadas de humedad y polvo, camino a lo largo de los grandes jardines de las casas adineradas y nada le llamaba la atención. Finalmente llegó a un pequeño parque, el último del pueblo, aquél parque sólo tenia un árbol, su copa era gigantezca y el tronco era

Sonia

La chica se sentó en el sofá, sus brazos cayeron sobre sus piernas inertes, la cabeza se mantenía erguida y los ojos miraban con detenimiento la mancha de una mosca aplastada en la pared. Un par de ojeras arruinaban sus ojos verdes y su piel empezaba a tener un tono amarillento. Llevaba tres o cuatro días sin comer, a penas había tocado el vaso con agua que se había servido aquél día y llevaba el mismo tiempo sin salir del cuarto. Detrás de esos ojos no había nada, ni dolor, ni ira, ni sueño, nada; permanecían abiertos, dándole una mirada estúpida, de alguien que siempre está esperando algo. Murmuraba, con cierto dolor, una oración inteligible. El sofá se hacia cama, y su delgado cuerpo temblaba bajo las sábanas. La verdad era ineludible, dormiría sola esta y todas las noches que vinieran. La casa tan silenciosa de costumbre no dejaba de quejarse, la madera tronaba, las tuberías se acomodaban, el agua goteaba, el viento pasaba por debajo de las ventanas y el tic-tac del reloj parecía s

Adolescencia tardía

Se fue sin comer con un cigarro en la mano, cerró la puerta de un golpe y no volvimos a saber de ella hasta la noche. Nos dijo que algún día entenderíamos que no se puede ser perfecto, lamentaba no habernos ciudado como debía y nos pidió que la comprendiéramos. Yo preparaba un pastel y estaba concentrada en conseguir una mezcla homogénea mientras que él arreglaba un mueble cuyas puertas no podían abrirse más por temor a quedarse con una de ellas. Su voz resonaba como un eco, frases tan viejas que podría recitarlas antes que ella abra la boca. Caminaba un tanto desesperada a nuestro alrededor y podíamos adivinar sus pasos, sus gestos, todo sin siquiera verla. A fin de cuentas no lamentaba que él hubiera perdido su trabajo, ni que yo siga sin conseguir uno, lamentaba que tras tantos años de convivencia no hayamos aprendido de ella. Sí es una pena, pero ¿qué se le hace? No es que yo sea una mantenida, antes muerta, sin embargo no por eso me pondré a barrer las banquetas del vecindario. M

Deseos

Fue un deseo, pero no un deseo cualquiera, en él había gran emoción, -Quiero un hermano. Claro que no me hicieron mucho caso, y yo no entendía realmente lo que implicaba lo que pedía, simplemente quería tener un hermano para jugar y platicar. No me había puesto a pensar que ese hermano tendría sus deseos, sus problemas y obstáculos para enfrentarlos. Por suerte no pensaba tantas cosas y lo que yo quería era un hermano feliz. Tampoco contemplé el hecho de que hasta ese entonces había sido hija única, por lo tanto un poco acostumbrada a ver las cosas suceder según mi parecer. Pero si recuerdo bien no fui tan insoportable, no más que cualquier otro hermano. Él fue creciendo y se hizo más travieso, lo cual no era sino signo de buena salud, no podía esperar que siempre jugara mis juegos. Nuestra vida era muy sencilla, todas las tardes comíamos juntos, incluso nos mudamos junto al trabajo de mi padre para no interrumpir esa costumbre, buena o mala, no sé pero costumbre al fin y al cabo. Pero

Escrito 1

Se cae el velo de mi cara, se desliza por mi rostro y finalmente veo la extraña realidad. Quizá mi madre tenga razón y no haya ninguna realidad que me oprima, quizá me gusta ponerme en el centro cada vez, me gusta sentir la angustia y llorar. Puede que en el fondo, detrás de sus guantes de cocina, se esconda la verdadera guerrera y que yo, seguidora del liberalismo y del bien social no sea más que un bebe escondiéndose en su cuna. Su pena se define como fracaso, ellos han fracasado como padres, y yo soy una desagradecida. No tengo de qué quejarme, mis lágrimas son herencia de esta generación débil, deben ser eliminadas para siempre. Yo soy feliz, qué extraño que lo haya olvidado, gracias al cielo está mi madre para recordármelo. Yo soy dinámica, alegre, vivaz, lista, linda, accesible, atenta, soy una joya a decir verdad ¿cómo pude olvidarlo? Hoy no lloré señores, tampoco ayer ni los días anteriores. La realidad es esa que pintó mi madre, lo otro es marketing para los cursos de yoga a

De sueños y pesadillas

Hoy me desperté creyendo que era la misma de ayer, me senté al borde de la cama y el sol ya me daba en la cara. Puse mis pies en el suelo frío y con el cuerpo medio dormido intenté levantarme. Mis piernas no quisieron hacer nada por mí, me quedé sentada, con la mirada perdida pensando que después de todo no sería extraño ser otra hoy de la que fui ayer. Recuerdo que me costaba trabajo mantenerme de pie, y que no había lugar donde sentarse. Las cosas se veían con una luz casi café y la gente era gris. Me veían como se ve un árbol descuidado, sin verme. Hubiera querido sentarme, pero no había lugar, estaban todos tan bien acomodados, el brazo en el descansabrazos, la mano entretenida con un vaso o un cigarro; las mujeres cruzaban las piernas, los hombres cambiaban de postura según se acercara o distanciara la mujer. Quería caminar pero mis piernas habían decidido dejarme allí plantada en el centro de la habitación. Todo pasaba lentamente, la casa no era ya una casa, no estaba en ningún l

Indigestión

No, no soy yo la que escribe,  tampoco la que está aquí sentada,  haciendo poco o nada,  perdiendo el tiempo,  imaginando que mañana no amanecerá. Quién eres tú, sino, el que lee y se olvida del escritor. No son mis palabras ni mi pensamiento,  todo lo que no puedo decir,  es imposible leerlo sencillo, no lo he pensado aún.

Escape velocity

El mar se ve tranquilo, el coche no se detiene, vamos a lo largo de la costa, buscando faros y muelles abandonados. Las viejas bocinas hacen temblar el vidrio quebrado, el electro-pop nos deja en silencio, me pierdo entre la espuma de olas lejanas, de ideas inconexas. Las manos no guían al volante, se sostienen sobre este, el camino se escapa se nos van los retornos y las indicaciones. Vueltas peligrosas, terreno resbaloso, zona de armadillos, nada, l´esprit anéanti. Nos sobran las palabras y por eso no hablamos, somos sujetos sentados en un automóvil con asientos de cuero rojo deslavado, si tuviéramos algún destino ya hubiéramos llegado. La gasolina se evapora, el auto chilla por falta de aceite, los frenos están calientes, esto no va bien, pero no haremos nada al respecto. El vidrio tiembla. Se construyen muros de desencanto entre nosotros y alargamos nuestros cuellos desesperados por vernos aunque sea la punta de las ideas. La mano atraviesa el muro y se transforma en puerta del si

De cuentos

Quisiera escribir una linda historia, pero no creo que eso sea posible. Me he enterado de varias cosas desagradables. Son historias que siempre están ahí, las evitamos el mayor tiempo posible, pero algún día nos caen encima y no podemos hacer absolutamente nada. ¿Cuántas cosas he admirado sin conocer su origen? Y ahora que es evidente no puedo opinar lo mismo, pero tampoco negar la impresión que siempre me ha causado. Entiendo la crítica, entiendo los motivos por lo cuales tendríamos que indignarnos; pero no consigo ver el cuadro completo. ¿Hasta donde los demás son nuestros enemigos? ¿son los demás o nosotros? Las ideas de progreso ¿de dónde vienen?¿qué estamos persiguiendo? No sé si en general tenemos bien dibujado el lugar donde quisieramos llegar, hecho de nosotros. A veces pienso que vamos a la deriva y nos hacemos a la imagen del otro sin darnos cuenta de que somos algo distinto. Hemos fallado. ¿Qué tanto? no sé, es injusto compararnos con ellos. Así como es injusto comparar y

Sal

Quisiera hacerme de tus ojos y de tus palabras, quisiera resolver el problema infinito entre mi corazón y el mundo. Sería una gota de sal chocando contra la roca, formando lentamente una cueva, escucharía la tierra cantar su tierno lamento. Toda su belleza se intensificaría, los árboles tomarían otras formas, las flores adornarían los desiertos, los frutos desprenderían sus perfumes; escucharía la tierra suspirar, aliviada. Estarías sentado en algún lugar desierto con una piedra en tu mano, le hablarías y harías de ella algo mayor: la harías moldeable. Una nueva figura descansaría a tu lado, finamente esculpida, atada a ti, con manos y labios de seda. Un cuerpo seductor deslizándose por tu espalda, tus piernas, tu pecho y tu cuello  te ahogaría suavemente con su beso. La tomarías poco a poco, y por un momento te perderías en ella, te verías a ti mismo en un torbellino, buscándote en sus ojos. Por un instante estarían en el mismo lugar. Volverás en ti, y no estarás en el desierto,

Un secreto

Creo que hace mucho alguien me contó un secreto muy grande y poderoso, un secreto que todos los días intento recordar, pero por mi poca experiencia tanto en la vida como con las palabras no consigo recordar. A veces siento que se muestra ante mí disfrazado de fantasma y tengo miedo. No puedo decirte qué es, sino ya no sería un secreto. Esa persona me dijo muchas otras cosas, muchas inútiles sin las cuales tampoco podría vivir. Me dijo que antes de dormir es indispensable sonreír un poco y soltar una que otra lágrima. Me contó de los males de amores pero no de los “bienes”. Habló de la infinidad de besos que existen. Me mostró la fuerza destructora de los torbellinos. La importancia del tono de la voz. El sonido de la tristeza, el ruido mudo de la felicidad. Recuerdo que llevaba un manto de estrellas negras, que sus ideas nunca parecían claras, que me hablaba muy suave como si temiera despertarme de un sueño maravilloso. Yo era bonita, pequeña y feliz; todo lo que sabía era claro y bell

Esperanza

Los ojos llenos de sangre, la idea fija de acabar con todo desde las entrañas. Sí dejar de ser esto que se es todo el tiempo y cada vez, la misma cara frente al mismo espejo estúpido. Y las palabras que nunca fluyen, son solo veneno. Un cerebro plagado de cicatrices, herido en sus memorias, una máquina descompuesta. La inteligencia del genio desperdiciada por emociones vertiginosas. Y de vez en cuando hundirse en el lodo, en la basura visceral, y buscar un poco de aire fresco fuera de este cuerpo. Limpiarse con la fuerza de una tormenta y crecer con su enojo para eliminar todo desde la raíz. Autodestruirse para renacer.

El diario

El viejo no se movía de la banca, tenía las piernas hinchadas y le dolían los pies. Veía, sin prestar atención, los niños jugando fútbol. El día estaba soleado y el aire estaba cargado de polvo. El bastón descansaba a un lado de la bolsa llena de cartas y papeles sueltos que el viejo no soltaba. No podría decirles cuanto tiempo llevaba allí, parecía esperar algo o alguien. Se mostraba resignado, como si su espera fuera una última señal de esperanza. Empezó a sacar las hojas, acomodándolas según su tamaño, las más grandes detrás de las más pequeñas. Algunas volvieron a la bolsa arrugadas, las demás fueron leídas con mucho cuidado. Eran recuerdos, fragmentos de diario, unos fechados, otros sólo contenían palabras sueltas. Lunes 27 de agosto 1950 Marco me prestó el dichoso libro, lástima que no me interesa leerlo. Volví a salir con Claudia, es muy bonita, pero tiene algo que no me gusta. Habla de todo con gran interés, me aburro, pero me gusta verla hablar. -------------- De no ser por s