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Mostrando entradas de agosto, 2010

Adriana

La casa está en silencio, Adriana aún no se ha despertado. Él le ha dejado una nota cerca de la cafetera, es un día más de trabajo. Las calles rebozan de movimiento, los ruidos de la ciudad crecen, el sol sube, él bebe su café en el auto, hay tráfico. En sus sueños Adriana es feliz, no consigue volar pero ríe mucho, por desgracia no consigue recordar qué la hace reír. Suena el despertador voltea a su izquierda y nota que él se ha ido. Sus ojos hinchados intentan ver la hora, su cabello está en desorden, su piel caliente se eriza al quedar fuera de la cama. Camina descalza por la cocina, lee la nota y se deja caer sobre el taburete. El café sigue caliente, el pan tostado se ha enfriado, nada fuera de lo común. Llegó a su oficina, cansado de los distintos claxons que lo acompañaron. La incomoda silla de la oficina le hace recordar su dolor de espalda, mismo que no lo ha dejado desde la remodelación. En su escritorio encontramos una computadora vieja, folders nuevos de colores aburridos,
Ella no lo sabe, pero siempre que lo ve sus ojos brillan. Cuando se va al trabajo cree que va por que está convencida de que es lo mejor. Le gusta irse a cama temprano, sólo para sentir que tiene más energía que cualquiera en la oficina, en las calles, en casa, siente que sólo así será capaz de hacerlo todo bien. A Montse no le gusta el desorden, ni las sorpresas, no disfruta nada que esté fuera del plan. Él lo sabe, él sabe muchas cosas pero no dice nada. Están muy enamorados, muy callados y cada quien con lo suyo (como siempre) pero se aman. De vez en cuando les da por hablar de todo, desde el origen del universo hasta la cosa más pequeña (pero nunca insignificante). Cuando hablan cuidan mucho sus palabras, unas son muy frágiles, otras demaciado fuertes; son agresivas y suaves, absolutamente todas importan. Luego vuelve el silencio, se quedan pensando y lo suyo se hace del otro, y hay un terreno común donde ambos pueden descansar tranquilamente. Su vida es una vida de cuidados, se

Pensando

Esta mañana pensé que todos tenemos miedo, luego me dí cuenta de que no podía afirmar el "todos", así que me limité a la experiencia. "Tengo miedo" me pareció un buen principio y creo que también puedo decir que otros llegan a temer. El miedo se puede ver en los demás, entre más los conoces más palpable es su temor. El miedo se traduce en enojo, en nervios, en risa o en llanto. Hay expresiones eclécticas de temor, pero todas son variantes de las primeras. Después quise saber qué nos daba miedo. He escuchado decir que puede ser la ignorancia, el espacio que existe entre el hecho real y el imaginario deja mucho lugar a la mente para inventar toda clase de historias. La incertidumbre también tiene su parte de culpa, el corazón se agita, la mente le sigue o viceversa. Son motivos similares, ciertamente no los mismos. Como no estaba segura del origen del miedo dejé la pluma de lado y me puse a caminar. ¿Y si el miedo viene de la imaginación?, puedo conocer el hecho per

Paréntesis

Hay quienes dicen que ponemos la realidad entre paréntesis, yo digo que no. Pienso que es el pasado que se pone entre paréntesis,   y que nos cansamos al intentar suscribir todo momento presente como si fuera algo más afuera.