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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Nodos

"Acabo siempre aludiendo al centro sin la menor garantía  de saber lo que digo, cedo a la trampa fácil de la geometría  con que pretende ordenarse nuestra vida de occidentales:  Eje, centro, razón de ser, Omphalos, nombres de la nostalgia  indoeuropea. Incluso esta existencia que a veces procuro  describir, este París donde me muevo como una hoja seca,  no serían visibles si detrás no latiera la ansiedad axial, el reencuentro con el fuste." Rayuela , Cortazar La guerra sabe, por momentos, a venganza y raras veces a justicia. Porque lo que se define como justo siempre tiene algo de subjetivo. Lo que es justo en un lugar no lo es en otro, o no por las mismas razones y eso puede cambiarlo todo. Y si lo que justifica un acto de justicia es su resultado, pueden ignorarse las motivaciones subyacentes. Pero si ese no es el caso, y eso es lo que pienso, debemos mantener un ojo sobre las motivaciones y los medios empleados para hacerse del fin. Cuando gente con

Volver a tus brazos

Tuve un sueño, en una noche larga y oscura, en el que te encontraba y me dormía profundamente. Eras tan grande que apenas podía reconocerte, también eras un árbol. Pero ya sabes cómo son los sueños, uno puede ser cualquier cosa físicamente, sin dejar de ser sí-mismo. Y aunque fueras árbol seguías usando tus pendientes de jade, sólo tú usas esos pendientes. El viento silbaba y sacudía tus hojas, tu tronco rechinaba pero el cielo era completamente azul. El sol permanecía tranquilo en una esquina, como en un cuadro dibujado por un niño, y no se vislumbraba ni una sola nube. El pasto era de terciopelo y liberaba un aroma dulzón de tierra mojada. Las grietas de tu tronco habían sido invadidas por el musgo. Te veías tan hermosa y tranquila. Tus ramas se mecían como si fueran millones de brazos, me decían “ven” y mis piernas obedecían más tu voz que a mí. Me senté frente a ti y esperé a que el viento se convirtiera en un simple murmullo. Llevaste tus ramas hacia mí, elevándome hasta tu cima,