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Volver a tus brazos

Tuve un sueño, en una noche larga y oscura, en el que te encontraba y me dormía profundamente. Eras tan grande que apenas podía reconocerte, también eras un árbol. Pero ya sabes cómo son los sueños, uno puede ser cualquier cosa físicamente, sin dejar de ser sí-mismo. Y aunque fueras árbol seguías usando tus pendientes de jade, sólo tú usas esos pendientes. El viento silbaba y sacudía tus hojas, tu tronco rechinaba pero el cielo era completamente azul. El sol permanecía tranquilo en una esquina, como en un cuadro dibujado por un niño, y no se vislumbraba ni una sola nube. El pasto era de terciopelo y liberaba un aroma dulzón de tierra mojada. Las grietas de tu tronco habían sido invadidas por el musgo. Te veías tan hermosa y tranquila. Tus ramas se mecían como si fueran millones de brazos, me decían “ven” y mis piernas obedecían más tu voz que a mí. Me senté frente a ti y esperé a que el viento se convirtiera en un simple murmullo. Llevaste tus ramas hacia mí, elevándome hasta tu cima, protegiéndome del sol, mostrándome toda esa tierra desierta, cubierta de pasto y de luz. Me acurruqué ahí embelesado por tanta paz y creo que jamás desperté.

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Palabras

Palabras de enojo, De felicidad, Espontáneas, Nadie las toma en serio pero tú.  Por ser espontáneas creen que escapan a la reflexión. Pueden perdonarse, son ajenas a la voluntad. Creen que son meros reflejos, rezagos de nuestras emociones. Sólo tú sabes que son pensamientos inmaduros, mal formados, profundos y siempre voluntarios. Cada palabra tiene su peso, un valor y un poder.  Ninguna palabra puede ignorarse bajo pretexto que se dijo espontáneamente, eso me lo enseñaste tú.

Xocolatl

  Maman dit que quand j’étais vraiment tout petit je ne mangeais pas de chocolat et je buvais du lait. Ce n’est pas vrai. J’ai toujours mangé du chocolat, même quand j’étais minuscule. Le chocolat ne s’est pas toujours appelé ainsi, son vrai nom c’est XOCOLATL (prononcer shocolatl) et il vient d’un pays magique, le Mexique. On dit que le Xocolatl est un cadeau des dieux Aztèques, et quel cadeau ! Le vrai chocolat, celui qui fait du bien n’est pas trop sucré et n’a pas de lait, il est noir, très noir comme la terre mouillée. Il vient du cacaoyer, c’est un arbre.  Sur cet arbre poussent des cabosses. Dans ces cabosses se cachent des graines de cacao.  On les collecte, on les fermente, on les sèche et ont les torréfie pour faire du chocolat, eh oui… ce n’est pas facile, mais c’est tellement bon ! Je suis un enfant en chocolat, mais je ne fonds pas et on ne peut pas me manger. C’est mon petit secret.

La ceguera

El punto ciego soy yo, Ni espejos, ni retratos, La que veo no soy yo. Descubro una mujer, Recuerdo una niña, Me sorprendo. Esta soy yo, Cachos de mi, Qué vergüenza,  Tenerse tan cerca,  Habitar y ser este cuerpo,  Desconocerse, Qué pena,  Forzarse, Lastimarse,  Por ceguera.