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Mostrando entradas de abril, 2013

La diosa que llora

Toda mi debilidad expuesta ante el cielo frío y estrellado, mi vulnerabilidad se expande a lo largo y ancho de la tierra. El viento pasa por encima y no se da cuenta de nada. Me quiebro y mi lamento suena a un trueno. Los paganos creen que el cielo se ha enojado no pueden escuchar mi llanto, piensan en las consecuencias que podría tener una tormenta sobre sus cultivos, pero no piensan en mí. Yo la diosa que debe escuchar sus plegarias, yo la diosa que se ha olvidado a sí misma a tal punto que la divinidad le parece ajena. Sólo saben leer el enojo, conocen a los dioses furibundos y les son devotos. Pero no hacen caso a quienes se presentan débiles, quienes con mayor sutileza muestran sus debilidades y piden auxilio entre lágrima y lágrima. Por años mi cuerpo no ha sido más que una fachada, he sido todo lo que han querido hacer de mí, y por mucho tiempo eso me ha alagado.  He recibido los más dulces regalos pero siempre bajo alguna de mis formas. Me han considerado fuerte, eterna

Experimentando en el salón sonoro del MUAC

Ahí estate es el nombre de la nueva experimentación sonora del MUAC. El salón sonoro del museo se ha caracterizado por la calidad de las obras que expone, una serie de propuestas llamativas listas para deleitar nuestros sentidos. Al entrar al somos seducidos por el olor a madera y el diseño del salón. Nuestras pasiones son exaltadas y la música expuesta se apodera de todas ellas. Juan Sebastián Lach Lau juega con los sonidos y los ritmos. Las armonías y el orden se quiebran, el caos se anuncia pero todo está perfectamente bien colocado. Con los ojos cerrados siento que mi cuerpo entiende lo que mi cabeza ha renunciado a comprender, detrás de cada instante mi mente proyecta una imagen, mi respiración se hace más suave y lenta. Dejo entrar los sonidos en mi interior para que se adueñen de los movimientos de mis órganos y de mis músculos.   Ahí estate, no pienses, no parpadees, no respires ni tragues saliva. Elimina todo ruido interior, experimenta las locuras de Lach Lau. El

La realidad de los sueños

De costumbre soy poco receptiva para las buenas noticias, quizá por el mal hábito que tengo por creer más en la posibilidad de que todo puede salir mal. Pero hay noticias que ni siquiera mi pesimismo puede opacar. La verdad es que uso el pesimismo para evitar emocionarme ante cualquier cosa, porque mi corazón es joven y entusiasta, lo cual me parece aterrador (aunque esa es otra historia). En esta semana sentí nacer en mí ese  entusiasmo tan protegido. Cuántas veces hemos escuchado que debemos hacer del trabajo algo que nos apasione, cuántas veces eso nos ha parecido hermoso pero utópico. Si a ustedes no les ha pasado, confieso que eso me tortura continuamente. Soy apasionada, sí, pero no sé en concreto lo que me hace sentir así. Procuro elegir trabajos que vayan de acuerdo con mis gustos y habilidades, pero de ahí a que sean mi pasión todavía falta un poco. Pero quizá sólo es cuestión de tiempo para que yo descubra mi pasión, quizá tengo que seguir arriesgándome para descubr