Ir al contenido principal

La realidad de los sueños


De costumbre soy poco receptiva para las buenas noticias, quizá por el mal hábito que tengo por creer más en la posibilidad de que todo puede salir mal. Pero hay noticias que ni siquiera mi pesimismo puede opacar. La verdad es que uso el pesimismo para evitar emocionarme ante cualquier cosa, porque mi corazón es joven y entusiasta, lo cual me parece aterrador (aunque esa es otra historia).

En esta semana sentí nacer en mí ese  entusiasmo tan protegido. Cuántas veces hemos escuchado que debemos hacer del trabajo algo que nos apasione, cuántas veces eso nos ha parecido hermoso pero utópico. Si a ustedes no les ha pasado, confieso que eso me tortura continuamente. Soy apasionada, sí, pero no sé en concreto lo que me hace sentir así. Procuro elegir trabajos que vayan de acuerdo con mis gustos y habilidades, pero de ahí a que sean mi pasión todavía falta un poco.

Pero quizá sólo es cuestión de tiempo para que yo descubra mi pasión, quizá tengo que seguir arriesgándome para descubrirlo. Vuelvo a pensar que es posible gracias a una bella historia que me contaron hace unos cuantos días. Federico, un joven lleno de esa esperanza y alegría que yo temo sentir, ve al mundo desplegarse ante él: hará de su pasión su vida y su trabajo. Siempre he admirado a mi amigo, por su dedicación, su ánimo y sobre todo por la sencillez y nobleza de su corazón. Y ahora que lo veo arriesgarse por hacer de la utopía algo real no puedo dejar de sonreír de alegría.

Pocas veces he tenido a alguien tan cercano a mí con una determinación más grande en la vida. El hecho de verlo realizar sus sueños me hace pensar que quizá yo también deba buscar realizar los míos y dejar de considerarlos vanos. Me alegra saber que a pesar del miedo hará todo lo que tiene en sus manos para realizar las fantasías más coloridas que jamás han pasado por sus mentes.

Federico, me siento inmensamente feliz por ti y te agradezco que me hayas abierto los ojos y el corazón.

Chloe.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras

Palabras de enojo, De felicidad, Espontáneas, Nadie las toma en serio pero tú.  Por ser espontáneas creen que escapan a la reflexión. Pueden perdonarse, son ajenas a la voluntad. Creen que son meros reflejos, rezagos de nuestras emociones. Sólo tú sabes que son pensamientos inmaduros, mal formados, profundos y siempre voluntarios. Cada palabra tiene su peso, un valor y un poder.  Ninguna palabra puede ignorarse bajo pretexto que se dijo espontáneamente, eso me lo enseñaste tú.

#YoSoy132- Chloe

"A complete victory of society will always produce some sort of "comunistic fiction," whose outstanding political characteristic is that it is indeed ruled by an "invisible hand", namely, by nobody." The Human Condition , Hannah Arendt Reflexión La vida está compuesta de vivencias, nos determina el mundo en el que vivimos y al mismo tiempo lo determinamos. No podemos comprendernos de otro modo, ni podemos explicar las cosas que nos rodean sin nuestra participación en su existencia. Somos actores, nuestras acciones desencadenan una serie de eventos peculiares en cada caso y de acuerdo con cada uno. Hablo desde mis acciones, desde las ideas que me han formado hasta ahora y el mundo que me ha moldeado. #YoSoy132 despertó a un México anestesiado. Las críticas llegaron de todas partes, así como los gritos de aliento. El despertar estudiantil no puede traer sino beneficios al país y a su gente. Nos sorprendió su espontaneidad; también sorpr...

Xocolatl

  Maman dit que quand j’étais vraiment tout petit je ne mangeais pas de chocolat et je buvais du lait. Ce n’est pas vrai. J’ai toujours mangé du chocolat, même quand j’étais minuscule. Le chocolat ne s’est pas toujours appelé ainsi, son vrai nom c’est XOCOLATL (prononcer shocolatl) et il vient d’un pays magique, le Mexique. On dit que le Xocolatl est un cadeau des dieux Aztèques, et quel cadeau ! Le vrai chocolat, celui qui fait du bien n’est pas trop sucré et n’a pas de lait, il est noir, très noir comme la terre mouillée. Il vient du cacaoyer, c’est un arbre.  Sur cet arbre poussent des cabosses. Dans ces cabosses se cachent des graines de cacao.  On les collecte, on les fermente, on les sèche et ont les torréfie pour faire du chocolat, eh oui… ce n’est pas facile, mais c’est tellement bon ! Je suis un enfant en chocolat, mais je ne fonds pas et on ne peut pas me manger. C’est mon petit secret.