Ir al contenido principal

Tue temps

De vez en cuando, me veo obligada a matar el tiempo. Cada que lo intento reflexiono sobre mi misma en ese preciso y eterno instante. Matar el tiempo es un intento por olvidar la presencia, pero les recuerdo que no es algo que se busque, sino que simplemente llega.
Siento que soy espectadora de una pieza teatral sin sentido. Hay algo que aún no entiendo en la mecánica de este mundo y no me deja adentrarme. Creo conocer la historia, pero no distingo las escenas ni su conexión.
No sería digno de mí ponerme a llorar o dejar el auditorio, ya sea por respeto a los actores o por dejar pasar el momento que tanto he esperado: el momento en el que me dan una invitación. Así que tomo el mejor asiento y dejo los minutos pasar, se extienden me agobian. Cada vez entiendo menos, se mueven y hablan, para mí no significa nada, estoy fuera de todo, soy lo diametralmente opuesto y extrínseco a ese pequeño mundo con sus actores.
Ya olvidé cuando llegué y no sé si algún día me iré, ellos han estado siempre ahí. Salen y entran a su mundo sin perderse de nada, son parte de la obra de teatro. No me voy porque pienso que quizá ya soy parte de otro escenario y de un mundo que le parece completamente ajeno a alguien más, otro yo en un lugar diferente, que también se siente asfixiado por los minutos y el sinsentido. El presente agobia, pero no hay fuga posible, no en el tiempo ni en el espacio.
Es así como me pongo a matar el tiempo. Intento salir de mí misma y en la medida que lo hago no dejo de recordarme y de sentirme aplastada por el tiempo. Me doy cuenta que soy sólo memoria flagelada, quebrada y despreciada. Por eso a mí no me gusta matar el tiempo, pero las circunstancias...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras

Palabras de enojo, De felicidad, Espontáneas, Nadie las toma en serio pero tú.  Por ser espontáneas creen que escapan a la reflexión. Pueden perdonarse, son ajenas a la voluntad. Creen que son meros reflejos, rezagos de nuestras emociones. Sólo tú sabes que son pensamientos inmaduros, mal formados, profundos y siempre voluntarios. Cada palabra tiene su peso, un valor y un poder.  Ninguna palabra puede ignorarse bajo pretexto que se dijo espontáneamente, eso me lo enseñaste tú.

Xocolatl

  Maman dit que quand j’étais vraiment tout petit je ne mangeais pas de chocolat et je buvais du lait. Ce n’est pas vrai. J’ai toujours mangé du chocolat, même quand j’étais minuscule. Le chocolat ne s’est pas toujours appelé ainsi, son vrai nom c’est XOCOLATL (prononcer shocolatl) et il vient d’un pays magique, le Mexique. On dit que le Xocolatl est un cadeau des dieux Aztèques, et quel cadeau ! Le vrai chocolat, celui qui fait du bien n’est pas trop sucré et n’a pas de lait, il est noir, très noir comme la terre mouillée. Il vient du cacaoyer, c’est un arbre.  Sur cet arbre poussent des cabosses. Dans ces cabosses se cachent des graines de cacao.  On les collecte, on les fermente, on les sèche et ont les torréfie pour faire du chocolat, eh oui… ce n’est pas facile, mais c’est tellement bon ! Je suis un enfant en chocolat, mais je ne fonds pas et on ne peut pas me manger. C’est mon petit secret.

La ceguera

El punto ciego soy yo, Ni espejos, ni retratos, La que veo no soy yo. Descubro una mujer, Recuerdo una niña, Me sorprendo. Esta soy yo, Cachos de mi, Qué vergüenza,  Tenerse tan cerca,  Habitar y ser este cuerpo,  Desconocerse, Qué pena,  Forzarse, Lastimarse,  Por ceguera.