Ir al contenido principal

Ciudad

Me esperabas somnolienta, entre el cielo nublado y el sol del atardecer que las pintaba de naranja y rojo. Se iluminaba tu pálido rostro bajo esta luz mágica pero no te podías dar cuenta. Dormías y de vez en cuando me hablabas como para hacerme saber que me dabas la bienvenida.
Tu respiración suave y discontinua revelaba tu inquietud. Temías quedarte sola, y ahora que volvíamos a ti temblabas de angustia y es que tu mal ya no es algo que puedas ocultar. Tus heridas están expuestas, de nada sirve que te llenes de joyas, ni que lleves puesto el más bello de tus vestidos. Cada uno de tus pasos es incierto, te meces suavemente según la dirección del viento, quieres mantenerte de pie y hacernos creer que este es un mal pasajero, pero no nos engañas más.
Te conocí cuando aún se podía caminar a media noche por tus calles, cuando el tránsito nunca pasaba de la media hora, cuando la basura no invadía toda una cuadra, incluso antes de que los condominios terminaran con las casas grandes y viejas de los mejores barrios.
Sólo quienes te desconocen creerán que no haz cambiado, algunos sólo hablan de tu hiperactividad, del aparente caos que reina en cada una de tus actividades; otros hablan de ti como si se tratara de un edén, embriagados por tu energía y la luz que irradia.
Y toma tiempo conocerte, toma tiempo saber que no eres pura perdición y que tus heridas no han llegado aún a tu corazón; toma tiempo conocer tu belleza siempre encantadora. Te dejas ver por momentos magnífica y gloriosa, sencilla y vivaz. Te dejas ver oscura y temblorosa, llena de rencor y odio. 
Y yo no puedo hacerte ver que te estás cayendo, no por fea ni por desagradable, sino por ciega y orgullosa. Pero tampoco puedo contemplar tu caída, como la de una diosa que nos lleva al inframundo hasta que pueda ponerse una vez más de pie. Sería injusto que no nos tomaras en cuenta, pero ¿tú qué sabes de justicia? si es que tienes memoria lo recordarás. Y sería innoble que te desvanecieras por simple orgullo, reconoce tus penas y levántate antes de que sea demasiado tarde.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Palabras

Palabras de enojo, De felicidad, Espontáneas, Nadie las toma en serio pero tú.  Por ser espontáneas creen que escapan a la reflexión. Pueden perdonarse, son ajenas a la voluntad. Creen que son meros reflejos, rezagos de nuestras emociones. Sólo tú sabes que son pensamientos inmaduros, mal formados, profundos y siempre voluntarios. Cada palabra tiene su peso, un valor y un poder.  Ninguna palabra puede ignorarse bajo pretexto que se dijo espontáneamente, eso me lo enseñaste tú.

#YoSoy132- Chloe

"A complete victory of society will always produce some sort of "comunistic fiction," whose outstanding political characteristic is that it is indeed ruled by an "invisible hand", namely, by nobody." The Human Condition , Hannah Arendt Reflexión La vida está compuesta de vivencias, nos determina el mundo en el que vivimos y al mismo tiempo lo determinamos. No podemos comprendernos de otro modo, ni podemos explicar las cosas que nos rodean sin nuestra participación en su existencia. Somos actores, nuestras acciones desencadenan una serie de eventos peculiares en cada caso y de acuerdo con cada uno. Hablo desde mis acciones, desde las ideas que me han formado hasta ahora y el mundo que me ha moldeado. #YoSoy132 despertó a un México anestesiado. Las críticas llegaron de todas partes, así como los gritos de aliento. El despertar estudiantil no puede traer sino beneficios al país y a su gente. Nos sorprendió su espontaneidad; también sorpr...

Xocolatl

  Maman dit que quand j’étais vraiment tout petit je ne mangeais pas de chocolat et je buvais du lait. Ce n’est pas vrai. J’ai toujours mangé du chocolat, même quand j’étais minuscule. Le chocolat ne s’est pas toujours appelé ainsi, son vrai nom c’est XOCOLATL (prononcer shocolatl) et il vient d’un pays magique, le Mexique. On dit que le Xocolatl est un cadeau des dieux Aztèques, et quel cadeau ! Le vrai chocolat, celui qui fait du bien n’est pas trop sucré et n’a pas de lait, il est noir, très noir comme la terre mouillée. Il vient du cacaoyer, c’est un arbre.  Sur cet arbre poussent des cabosses. Dans ces cabosses se cachent des graines de cacao.  On les collecte, on les fermente, on les sèche et ont les torréfie pour faire du chocolat, eh oui… ce n’est pas facile, mais c’est tellement bon ! Je suis un enfant en chocolat, mais je ne fonds pas et on ne peut pas me manger. C’est mon petit secret.