Cuando va a morir,
la tortuga va al agua. No le gusta quedarse afuera, quizá porque la tierra no
es su elemento. Quizá cuando yo esté toda vieja y arrugada me acostaré en algún
jardín o en un parque. Si vivo en un lugar sin jardines y sin parques buscaré
una cama de sábanas de colores en la cual perderme.
Cuando va a
morir, la tortuga estira su cuello y sus patas fuera del caparazón. Quizá cuando
yo muera me acueste boca arriba, viendo hacia el cielo, dejando todo mi cuerpo
de anciana al descubierto. Cuando muera quiero verme tan bella como la tortuga,
como ella habré perdido la vivacidad e mis colores, pero quiero que mi cuerpo
sea algo digno de ser despedido.
Cuando va a
morir, la tortuga olvida que debe ir a la superficie a respirar. No es
torturada por la idea de que morirá ahogada, simplemente espera la llegada de
algo desconocido y final. Cuando yo vaya a morir quiero olvidar que moriré,
quiero acostarme y esperar como la tortuga. Con suerte olvidaré como respirar y
mi mente tendrá tiempo de pensar en cosas más importantes o de no pensar en
absoluto.
Los delfines se suicidan cuando están deprimidos, tapan su hoyito para respirar y se van hasta abajo del agua y se aguantan hasta que se mueren :(
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