Aún me falta mucho por comprender en la vida pero aún así soy tu guía.
No creo poder enseñarte muchas cosas, en cambio, aprenderemos juntos.
Te conozco desde siempre, aunque sólo llevemos tres años juntos.
Sé que tú elegiste el día de tu llegada porque yo nunca me hubiera estimado preparada para recibirte.
Sé que no nos elegimos porque las cosas ya estaban así desde antes del origen de nuestro universo.
Sé que sin ti estaría aún entre el todo y la nada dejándome absorber por el desorden de las cosas y el vacío que las rodea.
Me dejas descubrirte de manera desordenada y estrepitosa.
No todo el tiempo estoy lista, repongo mis fuerzas para otro momento e intento comprender lo que me enseñas.
A veces cuando no entiendo me convierto a mi vez en una niña, me enojo y me entristezco.
Entonces somos dos a dar de gritos por doquier hasta que nos volvemos a encontrar bajo un gesto, una mirada o una sorpresa de la vida.
La enseñanza se pospone, nos encontraremos de nuevo es ese lugar y volveremos a intentar.
Me llenas de ligereza, me vuelves grande y chiquita. Me llevas a sitios recónditos a través de caminos aterciopelados.
Vuelo a tu lado.
Soy la guía y tú el explorador.
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