Ir al contenido principal

Cosas de humanos

Voy al cuarto sabiendo que algo en el camino podría desviarme, nada está en su lugar pero al mismo tiempo no creo que las cosas tengan un lugar en absoluto. Veo dos pájaros a través de la ventana cortejando una hembra, pero no los estoy viendo, se presentan ante mí como las huellas de polvo sobre los muebles que aún no he limpiado. Veo el collar turquesa que dejé sobre la cómoda, veo el collar y las cosas que se me presentan sin que las busque, sin que desee verlas. Cuando me dirijo hacia la cómoda me dirijo hacia una serie de lugares que no tenía planeados, los lugares, así como los instantes se muestran ante mí.

Me pongo el collar y siento mi piel suave y fría. Mi piel se queda con la sensación de mis manos como si no la dejaran de tocar. Mi cuello se ha vuelto en la parte más sensible de mi cuerpo, no siento el agua fría que corre por mis manos, ni huelo el arroz que se quema. El mundo se ha cerrado y no siento nada más que el recuerdo de mis manos al ponerme el collar.

Vuelvo a la sala, los pájaros se han ido de la ventana, no los buscaba. Veo las nubes desplazarse por el viento, no que esté prestando atención al cielo, pero pareciera que todo en la casa cambia de lugar en tanto que los pájaros y las nubes están o dejan de estar.

El collar me pesa, no pienso en él pero está en mi cuello, y la tela que pasa por mis hombros me da escalofríos y los pies están helados. Espero en la ventana a que llegues, todos se parecen a ti pero también son muy distintos. Son humanos como tú pero no ven ni sienten como tú. Nadie ha volteado hacia la ventana, nadie se ha dado cuenta que los observo detalladamente y que veo los detalles que los rodean. La niña con el perro no sabe que éste mueve la cola cada que ve pasar un pájaro. El calvo del helado no sabe que la niña voltea a verlo cada vez que muerde su cono. Y nadie sabe pero al mismo tiempo están conscientes de que todo eso está pasando. Tú voltearías a verme, pero no lo sabrías y yo sabría que debo bajar a la calle y saludarte como si te acabara de encontrar.

Haces tantas cosas sin saberlo. Hago tantas cosas, leo tantos signos sin estar realmente consciente que estoy  interpretando al mundo. Así cuando me tomas la mano, ves hacia mis ojos sin saberlo y me besas sin quererlo. Quizá no me besas pero así es como te leo cuando creo que sólo presto atención al contacto de tu mano con mi mano.

Se me va la cuenta de todo lo que interpreto y de todo lo que leo, me sé humana, como tú, como ellos, pero soy en cierto modo diferente. ¿Me sientes diferente?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras

Palabras de enojo, De felicidad, Espontáneas, Nadie las toma en serio pero tú.  Por ser espontáneas creen que escapan a la reflexión. Pueden perdonarse, son ajenas a la voluntad. Creen que son meros reflejos, rezagos de nuestras emociones. Sólo tú sabes que son pensamientos inmaduros, mal formados, profundos y siempre voluntarios. Cada palabra tiene su peso, un valor y un poder.  Ninguna palabra puede ignorarse bajo pretexto que se dijo espontáneamente, eso me lo enseñaste tú.

#YoSoy132- Chloe

"A complete victory of society will always produce some sort of "comunistic fiction," whose outstanding political characteristic is that it is indeed ruled by an "invisible hand", namely, by nobody." The Human Condition , Hannah Arendt Reflexión La vida está compuesta de vivencias, nos determina el mundo en el que vivimos y al mismo tiempo lo determinamos. No podemos comprendernos de otro modo, ni podemos explicar las cosas que nos rodean sin nuestra participación en su existencia. Somos actores, nuestras acciones desencadenan una serie de eventos peculiares en cada caso y de acuerdo con cada uno. Hablo desde mis acciones, desde las ideas que me han formado hasta ahora y el mundo que me ha moldeado. #YoSoy132 despertó a un México anestesiado. Las críticas llegaron de todas partes, así como los gritos de aliento. El despertar estudiantil no puede traer sino beneficios al país y a su gente. Nos sorprendió su espontaneidad; también sorpr...

Xocolatl

  Maman dit que quand j’étais vraiment tout petit je ne mangeais pas de chocolat et je buvais du lait. Ce n’est pas vrai. J’ai toujours mangé du chocolat, même quand j’étais minuscule. Le chocolat ne s’est pas toujours appelé ainsi, son vrai nom c’est XOCOLATL (prononcer shocolatl) et il vient d’un pays magique, le Mexique. On dit que le Xocolatl est un cadeau des dieux Aztèques, et quel cadeau ! Le vrai chocolat, celui qui fait du bien n’est pas trop sucré et n’a pas de lait, il est noir, très noir comme la terre mouillée. Il vient du cacaoyer, c’est un arbre.  Sur cet arbre poussent des cabosses. Dans ces cabosses se cachent des graines de cacao.  On les collecte, on les fermente, on les sèche et ont les torréfie pour faire du chocolat, eh oui… ce n’est pas facile, mais c’est tellement bon ! Je suis un enfant en chocolat, mais je ne fonds pas et on ne peut pas me manger. C’est mon petit secret.