Abrazo sagrado que me proteges de mis demonios, vuelve a mí. Deja que tus
brazos me tomen por la cintura, déjalos seducirme y hazme caer en tu poder
místico. Abrazo, sostenme, busca el calor de mi cuerpo y mézclalo con el tuyo.
Lleva mis ideas fuera de aquí, que entre tus manos y mi cuerpo no exista nada
más que nuestros besos livianos. Cubre mis lágrimas de tu cariño. Abrazo no me
sueltes, que estos minutos son todo lo que quiero vivir, son todo lo que quiero
ser.
Mi mente es un lastre y el espacio que ocupo me pesa. Mis ojos se han
acostumbrado a dejar de ver con tal de que no me derrumbe al notar lo gris que puede
ser el mundo. Me mantengo firme ante un viento que no consigo entender, intento
cuidar lo poco que queda de mí pero siempre siento que dejo un poco irse entre
la tormenta.
Pero, querido abrazo, yo no te pido que me saques de la tormenta; sólo te
pido que me resguardes por un instante y que me tomes como si temieras
perderme. Quiero adueñarme de cada segundo que me regales y convertirme en eso
que me transformas cuando me abarcas. Abrazo deja que tus manos me recorran,
déjalas conocer mi rostro y mi espalda. Me haces falta abrazo. Y cuando te
tengo me siento tan tuya que esperar por tu regreso no me duele. Detrás de mis
ojos que parecen vacíos yo siempre espero que vuelvas, espero volver a usar mis
ojos y verte quererme. Y sólo después de verte, buscaría dormir como si no existiera nada más que tú en
este planeta.
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