Frente a mí se abre como un vórtice el sexo y la poesía. En mí se cierran y abren heridas que jamás existieron, siempre son, heridas tras herida, yo en el vórtice vuelvo a vivirlas todas con la respiración agitada. Mis palabras no juegan, están atrapadas, falta de soltura en el autor. El significado está más allá en la imagen mental de un vórtice que avanza y que me devora. Espirales oscuros cargados de luz, nadie me escucha, nadie ve el terror avanzar hacia mí, pero siempre me espera un consuelo, un hombro, más palabras tranquilizadoras. Poesía mutante, monstruos y cucarachas; pasan libélulas sin alas en mi pensamiento dejan de ser lo que siempre han sido y se convierten en polvo pensado, polvo imaginado, me queda la trepidante angustia de volver a ver lo terrible.
El vacío dejó de existir hace mucho, respiro, se mueve feroz el viento de mis palabras, sigo viva. Pérdida como un naufrago frente a un mar inhóspito listo para la próxima tormenta
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