Ir al contenido principal

Eres como un niño que suelta ideas al azar, deja correr las palabras y luego, tranquilamente exige un beso. Llevas en el pecho un ruido eterno, penas ajenas, dolores históricos que poco tienen que ver contigo.
Lo nuevo te parece extraño y ajeno, no te gusta lo que conoces ni sientes la necesidad de ir más allá. Estás aquí como en cualquier otro lugar y aunque tú no lo veas tus ojos muestran mayor curiosidad de la que te gustaría admitir.

Eres capaz de percibir el ir y venir del mundo, las inconsistencias del movimiento, las irregularidades en los pensamientos. Todo cambio de humor te afecta, absorbes energía y no te das cuenta.

No sabes que cuando hablas alteras la realidad, dejas de señalar los hechos. Tus palabras no son meras etiquetas, son la realidad misma bajo tus ojos críticos y siempre inquietos. Tus ideas no están quietas, evolucionan, se retrotraen, desaparecen y son descubiertas. La vida te envuelve y al intentar darle sentido te olvidas de ti mismo, te vuelves sordo al ruido.

Quieres estar tranquilo, pero no puedes evitar cuestionar el mundo, sufrir con él y por él. No quisieras relacionarte con esta vida ni con la vida en general, quisieras estar ahí sin más, pero no puedes, no sabes estar así. No te gusta admitir que millones de preguntas te asechan y no sobre la realidad que observas, sino por todos los detalles que pasas por alto, como el ruido.

Eres como un niño porque posees la genialidad de quien siempre está abierto, pero no quiere o no puede reconocerlo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Palabras

Palabras de enojo, De felicidad, Espontáneas, Nadie las toma en serio pero tú.  Por ser espontáneas creen que escapan a la reflexión. Pueden perdonarse, son ajenas a la voluntad. Creen que son meros reflejos, rezagos de nuestras emociones. Sólo tú sabes que son pensamientos inmaduros, mal formados, profundos y siempre voluntarios. Cada palabra tiene su peso, un valor y un poder.  Ninguna palabra puede ignorarse bajo pretexto que se dijo espontáneamente, eso me lo enseñaste tú.

Xocolatl

  Maman dit que quand j’étais vraiment tout petit je ne mangeais pas de chocolat et je buvais du lait. Ce n’est pas vrai. J’ai toujours mangé du chocolat, même quand j’étais minuscule. Le chocolat ne s’est pas toujours appelé ainsi, son vrai nom c’est XOCOLATL (prononcer shocolatl) et il vient d’un pays magique, le Mexique. On dit que le Xocolatl est un cadeau des dieux Aztèques, et quel cadeau ! Le vrai chocolat, celui qui fait du bien n’est pas trop sucré et n’a pas de lait, il est noir, très noir comme la terre mouillée. Il vient du cacaoyer, c’est un arbre.  Sur cet arbre poussent des cabosses. Dans ces cabosses se cachent des graines de cacao.  On les collecte, on les fermente, on les sèche et ont les torréfie pour faire du chocolat, eh oui… ce n’est pas facile, mais c’est tellement bon ! Je suis un enfant en chocolat, mais je ne fonds pas et on ne peut pas me manger. C’est mon petit secret.

La ceguera

El punto ciego soy yo, Ni espejos, ni retratos, La que veo no soy yo. Descubro una mujer, Recuerdo una niña, Me sorprendo. Esta soy yo, Cachos de mi, Qué vergüenza,  Tenerse tan cerca,  Habitar y ser este cuerpo,  Desconocerse, Qué pena,  Forzarse, Lastimarse,  Por ceguera.