Hoy estuve en Montmartre, ahí soy un ente sumergido en un mar de gente. Los bomberos intentaban abrirse camino entre los turistas y este no fue un sábado cualquiera. Pero ningún día antes que este ha sido un día cualquiera, cada uno implica un grado de aceptación, de entendimiento y transformación. La distancia me ha regalado una nueva perspectiva sobre todas las cosas que podía afirmar con tanta seguridad hace uno, dos, tres o cinco años. Aquí soy una extranjera, pero de donde vengo también lo era. Alguna vez un amigo me dijo que éramos ciudadanos del mundo y lo seguimos siendo. Es así que no puedo evitar quedarme viendo a todos los que están fuera del cuadro, los que no son considerados parisinos y quienes probablemente no se consideren tales (por esa u otras razones). Quizá por eso se acercan a mí y nunca sé qué hacer si evitarlos o ser amable y saludarlos sencillamente. De costumbre están en los sitios turísticos, que no frecuento a menudo, primero porque me aturde la gente ...
Sigo buscando el principio de mi historia.