Todo estaba en silencio, solo el sonido del refrigerador y las tuberías del edificio interrumpían la tranquilidad que la rodeaba. Se preguntaba en qué podría ocuparse, ella que siempre corría de un lado para otro se hallaba con un exceso de tiempo libre. Cruzada de brazos ante la televisión, sin decidirse entre prenderla o dejarla apagada. Pensó que sería buena idea pararse a bailar, al fin y al cabo no podría molestar a nadie con eso. Sus piernas tardaron un momento en moverse y los brazos no estaban del todo seguros de esa extraña situación. Sonaron primeros los tambores, más tarde la citara y los ritmos se fueron complicando involucrando necesariamente la movilidad de todo el cuerpo. Sin embargo el esfuerzo fue vano, volvió al sillón ante la televisión, cansada o quizá triste. Imaginaba lo que sería de su día si viniera el poeta a su casa, ¿o era el pintor? No, lo mejor sería que se asomara el científico, hoy quería hablar de cosas grandes, profundas e inabarcables. Per...
Sigo buscando el principio de mi historia.