Los ojos llenos de sangre, la idea fija de acabar con todo desde las entrañas. Sí dejar de ser esto que se es todo el tiempo y cada vez, la misma cara frente al mismo espejo estúpido. Y las palabras que nunca fluyen, son solo veneno. Un cerebro plagado de cicatrices, herido en sus memorias, una máquina descompuesta. La inteligencia del genio desperdiciada por emociones vertiginosas. Y de vez en cuando hundirse en el lodo, en la basura visceral, y buscar un poco de aire fresco fuera de este cuerpo. Limpiarse con la fuerza de una tormenta y crecer con su enojo para eliminar todo desde la raíz. Autodestruirse para renacer.
Sigo buscando el principio de mi historia.