No quiero emocionarme de más, por miedo a desilusionarme más tarde. Ni quiero ignorar el optimismo que invade mi corazón. Un trabajo es sólo eso, un trabajo, pero también es la vela que impulsa al barco. Hoy firmé un contrato importante que marca el principio de una vida más o menos adulta. Tengo suerte e imagino que también tengo cualidades. Ocupo un puesto que necesita que sea multilingüe, pero yo no tuve que hacer ningún esfuerzo para hablar más de un idioma. Nací con dos lenguas maternas, la de mi madre y la de mi patria. No necesité entrenarme a pronunciar la “u” francesa ni la “erre” castellana. El inglés vino naturalmente, por proximidad geográfica imagino, pasión rocanrolera y una hermana viajera. El italiano es el único idioma que tuve que trabajar, pero cuando se tiene el francés y el español de respaldo todo resulta mucho más fácil. Tengo suerte porque nací con ese privilegio. Sigo trabajando por encontrar un punto central en el que se encuentren mi lado francés y mi la...
Sigo buscando el principio de mi historia.