El viento dobla la punta de los árboles, veo sus hojas moverse a gran velocidad y no pienso realmente mucho. Siento algo en mi estómago que se contrae, una extraña resequedad en la garganta y una extraña energía subir por mi espalda. Me duele estar aquí, me duele ser yo, me duele todo lo que no soy y quizá nunca llegue a ser. Ni escritora, ni cantante, ni pintora, ni escultora, me encuentro tras una muralla incapaz de hacer algo para el mundo. Resulta patético que estando donde estoy, al abrigo del viento, con mi taza de té en la mano no me sienta viva aún. No me encuentro en ningún lugar, no existo, mi mente no representa nada. Quisiera un poco de libertad, sí libertad aunque no pueda decir del todo qué es. Liberarme de mí ante todo. Los pájaros están un poco desconcertados por que no pueden subirse a sus árboles. Ellos no se dan cuenta de que los observo, o quizá sí pero se hacen los desentendidos. Se quiebra algo dentro de mí, pequeñas heridas punzantes me vu...
Sigo buscando el principio de mi historia.