Imagina que te invito a mi casa, que te dejo pasar a mi cuarto y que te digo que te sientes en la cama. No pienses en lo incómodo que sería pasar por esa puerta que siempre rechina, ni lo extraño que sería que vieras esos tulipanes de los que siempre te hablo ni lo intimidante que sería saber en qué lugar de la cama sentarse. Recuérdame, lleva a tu memoria mis lindos ojos verdes y mis labios rosados, evoca mis manos cuando rozan tu espalda y busca el eco de mi voz dentro de tu corazón. Déjate guiar por el recuerdo y la imaginación. No he cambiado pero tus manos se han pervertido, ellas me han olvidado, se han hundido en el polvo y no consiguen dibujarme. Tus ojos no me ven más, tu mirada se ha desvanecido y detrás de ellos no hay más que un ciclón y restos rotos de lo que creías ser. Sí sólo me dejaras sentarme a tu lado empezarías a sentirme de nuevo. Se agudizarían tus sentidos y tendrías la necesidad de tomarme por la cintura. Querrías sentarme sobre tus piernas y verme a los o...
Sigo buscando el principio de mi historia.