Quisiera hacerme de tus ojos y de tus palabras, quisiera resolver el problema infinito entre mi corazón y el mundo. Sería una gota de sal chocando contra la roca, formando lentamente una cueva, escucharía la tierra cantar su tierno lamento. Toda su belleza se intensificaría, los árboles tomarían otras formas, las flores adornarían los desiertos, los frutos desprenderían sus perfumes; escucharía la tierra suspirar, aliviada. Estarías sentado en algún lugar desierto con una piedra en tu mano, le hablarías y harías de ella algo mayor: la harías moldeable. Una nueva figura descansaría a tu lado, finamente esculpida, atada a ti, con manos y labios de seda. Un cuerpo seductor deslizándose por tu espalda, tus piernas, tu pecho y tu cuello te ahogaría suavemente con su beso. La tomarías poco a poco, y por un momento te perderías en ella, te verías a ti mismo en un torbellino, buscándote en sus ojos. Por un instante estarían en el mismo lugar. Volverás en ti, y...
Sigo buscando el principio de mi historia.