Me he callado, mi voz suena a lo lejos y de vez en cuando la escucho. He estado huyendo de todos los sentimientos que corren bajo mi piel. Me escondo detrás de canciones y libros, protejo mi corazón de todas esas personas que intentan hacer de mi algo que no soy. He escogido el silencio ante mi dolor, el dolor de saberse rechazado, saberse desterrado quizá para siempre de aquél lugar al que se había entregado el alma. Tengo miedo de hablar, de caer en el fondo de tus brazos y no volver a levantarme. No estoy completa, pero he dejado de tambalearme, he acallado la tormenta por medio de historias y violines. Me he refugiado en un universo meramente musical, donde mis temores y sueños me confrontan, pero no puedo hablar de ellos. No puedo hablar porque he olvidado las palabras, tengo los sentimientos, pero nada más. Sigo mi camino en silencio, no puedo darte la mano siquiera. Ignoro si eres feliz, me encantaría saber que lo estás, me gustas feliz. Ignoro tantas cosas, mías, tuyas, de...
Sigo buscando el principio de mi historia.